Estados Unidos enfrenta su primer cierre federal en casi siete años, luego de que el Congreso no lograra aprobar el presupuesto antes del plazo establecido. La disputa gira en torno a los recortes impulsados por el presidente Donald Trump, quien ha dedicado los últimos meses a reducir el tamaño del gobierno. “Podemos hacer cosas durante el cierre que son irreversibles, malas e irreversibles para ellos [los demócratas], como dejar sin empleo a un gran número de personas, recortar programas que les gustan”, declaró el mandatario.

El cierre afecta principalmente a los servicios considerados no esenciales, cuyos empleados han sido suspendidos sin sueldo. Aunque en anteriores cierres se les ha pagado de forma retroactiva, esta vez el gobierno ha advertido que algunos puestos podrían eliminarse de forma permanente. El jefe de presupuesto, Russ Vought, difundió un memorando que detalla cómo se utilizará el cierre para aplicar reducciones definitivas en gasto y personal. Estas medidas se suman a los recortes realizados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental, dirigido por Elon Musk.

Desde el Congreso, las reacciones han sido contundentes. El senador Chuck Schumer calificó el memorando como un “intento de intimidación” y acusó a Trump de gobernar mediante el miedo. “Donald Trump ha estado despidiendo a empleados federales desde el primer día, no para gobernar, sino para asustar”, afirmó. Por su parte, la Casa Blanca responsabilizó a los demócratas y reemplazó la cuenta regresiva en su sitio web por un temporizador que mide la duración del cierre, acompañado del mensaje: “Los demócratas han cerrado el gobierno”.

Los servicios esenciales como patrullaje fronterizo, atención hospitalaria, control aéreo y fuerzas del orden seguirán operando. Sin embargo, programas como asistencia alimentaria, educación preescolar, préstamos estudiantiles, inspecciones de alimentos y operaciones en parques nacionales podrían verse interrumpidos. Las agencias sin planes de contingencia, como la NASA y el Departamento de Energía, también enfrentan incertidumbre.

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Mientras los republicanos buscan extender el gasto actual y los demócratas exigen revertir recortes a Medicaid y renovar subsidios médicos, el estancamiento político continúa. Con 15 cierres registrados desde 1980, este nuevo episodio podría marcar otro punto crítico en la historia legislativa del país, afectando a miles de familias y trabajadores en todo el territorio.





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