Phil Pulitano estaba inmerso en una ceremonia de ayahuasca cuando supo definitivamente que era hora de dejar atrás su viejo trabajo.
En 2008, Pulitano cofundó el BPM Festival, un encuentro en enero para profesionales de la industria de la música electrónica — llamado así por “bartenders, promotores y músicos” — que con los años se convirtió en uno de los festivales independientes más destacados de la escena electrónica. Durante sus nueve años en Playa del Carmen, México, el evento atrajo a decenas de miles de fans y a una sólida selección de productores y DJs de techno, minimal y house.
Luego, en 2017, un tiroteo en un club adyacente al festival dejó una persona muerta, hizo que la amenaza de violencia fuera dolorosamente real y efectivamente obligó a BPM a irse de la ciudad. Un mensaje pintado con spray decía “Esto es una muestra de que ya estamos aquí. Fue por no alinearte Phillip-BPM. Es el inicio”. La advertencia estaba firmada por el Cártel de los Zetas.
“En 90 segundos, nuestras vidas cambiaron por completo”, dice Pulitano vía Zoom desde su casa en Ibiza, España. “Pasamos de estar [a punto de cerrar] una compra del 50% por 40 millones de dólares a tener que recoger del suelo a uno de nuestros guardias de seguridad y querido amigo después de que fue baleado”. Aunque BPM siguió adelante con sus planes de expansión — organizando ediciones en lugares como Portugal y Tel Aviv, Israel, y finalmente encontrando un nuevo hogar permanente en Tamarindo, Costa Rica — el ataque de 2017 terminó siendo el primero de una serie de eventos desafortunados.
Tras su edición debut en Costa Rica en 2020, el festival de 2021 se canceló debido a la pandemia. Luego, en 2022, BPM se vio obligado a cancelar 30 horas antes de su inicio debido a restricciones de emergencia por el COVID impuestas por el gobierno, que prohibían grandes reuniones. Los organizadores del festival recibieron la noticia luego de que unas 7.000 personas, la mitad de los asistentes totales, ya hubieran llegado al lugar para el evento. Aunque el equipo logró organizar varias fiestas más pequeñas y clandestinas en terrenos privados cercanos, Pulitano dice que la situación fue “la gota que colmó el vaso”, generando un golpe financiero que le costó millones a BPM.
La situación se agravó cuando la empresa encargada de la venta de boletos del evento no cumplió con su promesa de reembolsar el dinero a los 14.000 asistentes, lo que obligó a Pulitano y su socio, el canadiense y cofundador de BPM Craig Pettigrew, a encontrar la manera de pagarle a todos de su propio bolsillo. Pulitano cuenta que su relación con Pettigrew se deterioró debido a la presión. “No podía retirarme aunque quisiera”, dice. “Mi nombre estaba involucrado y la gente no había recibido el dinero de sus boletos”.
BPM 2023 creó una oportunidad para que la empresa recuperara fondos y saldara deudas, a pesar de que fue la edición más pequeña del festival hasta la fecha, con aproximadamente 3.800 asistentes. Pulitano se sentía orgulloso del festival, pero también sabía que la marca había perdido credibilidad. Además, era consciente de que su estrés por todo esto también estaba afectando a su esposa, quien en ese momento estaba embarazada. Mientras las pistas de baile se llenaban de gente que disfrutaba la fiesta, Pulitano observaba sabiendo que esta sería su última vez con BPM.
Para entonces, ya había participado en un par de ceremonias de ayahuasca, un ritual indígena ancestral donde los participantes beben una mezcla psicodélica hecha de hojas y raíces hervidas, a la que Pulitano se refiere con el término coloquial de “medicina de planta”. En estas experiencias encontró claridad e inspiración. “Necesitaba hacer lo mío”, dice. “Tenía unos bocetos. Se me ocurrió una nueva idea”.

Phil Pulitano
Courtesy of Phil Pulitano
Esa idea es The Fifth Element, un festival que Pulitano organiza para enero en la selva tropical de Puerto Rico. Al igual que BPM, el centro del evento de siete días será la música techno y minimal. Pero, según Pulitano, el verdadero enfoque de The Fifth Element será el significado profundo, la espiritualidad y la vibra elevada.
“Sabía que necesitaba encontrar la manera de crear una experiencia híbrida dentro de la cultura de la danza,” dice Pulitano. “No buscaba una vibra súper hippie como la que puede tener la medicina de planta… sino hacer algo que esté al servicio, que genere un poco más de conciencia y que aporte mayor entendimiento a lo que estamos haciendo”.
En términos prácticos, esto implicará reunir a unas 4.000 personas y alrededor de 60 artistas en un lugar actualmente no revelado en la selva tropical de Costa Rica. (Este sitio cuenta con cierta infraestructura, incluido un restaurante e instalaciones para paseos en vehículos todo terreno y a caballo, y si bien está en la naturaleza, no se encuentra en un área particularmente densa o remota de la selva tropical). De hecho, Puerto Rico era el lugar donde BPM había planeado mudarse en 2018, aunque eso quedó en pausa cuando un devastador huracán golpeó la isla en agosto de ese año. Dado que las selvas tropicales son ecosistemas sensibles, Pulitano dice que The 5th Element se compromete estrictamente a no dejar rastro y también brindar oportunidades para participar en limpiezas de playas.
Pulitano dice que la meta es contratar artistas que “quieran venir y experimentar algo más también, no solo llegar, ganar dinero e irse”. El programa de actuaciones para los dos escenarios del evento no se anunciarán públicamente. “Tu viaje comienza cuando llegas”, dice Pulitano.
La programación también incluirá yoga, experiencias culinarias, arte y rituales. (Pulitano enfatiza que The Fifth Element “no es un evento de medicina de planta, sino un evento de conciencia”). Su equipo de nueve personas cuenta incluso con un chamán para aconsejar sobre temas espirituales. Pulitano prevé que habrá rituales como la limpieza energética con humo en la pista de baile, y su esperanza es crear una experiencia con mayor profundidad y propósito, alejándose del típico enfoque de fiesta escapista y generación de ingresos. Los siete días estarán estructurados con un “ritual de ceremonia de apertura”, seguido de una intensificación gradual de la música, para luego ir disminuyendo hacia rituales en la última parte de la semana.
The Fifth Element está dirigido a un público con conciencia social, con hambre de experiencias, enfocado en el bienestar y con un nivel económico relativamente acomodado, que busca vivencias personalizadas y más únicas que la mayoría de los eventos corporativos a gran escala. (El financiamiento de The Fifth Element proviene de un inversionista privado).
En conjunto, Pulitano dice del evento: “Me está dando la misma sensación que tuve cuando creamos BPM en 2008 y la que tuvimos en México”. (Ahora se refiere a Pettigrew como su “exsocio”, dice que no se hablan y que su acuerdo para la compra de BPM se encuentra actualmente en trámite judicial. Además, señala que la marca BPM fue “destruida” después de que el evento de 2025 se canceló a último minuto debido a problemas con permisos. Hasta la fecha, el festival no ha anunciado planes para una edición en 2026).
Pero con sus visiones ceremoniales se están materializando, Pulitano dice que nuevamente está sintiendo una pasión que, en lo personal, había perdido parcialmente tras el tiroteo de 2017. Es un concepto con el que espera aportar algo de corazón al mundo de la música electrónica en general.
“Creo que la escena se ha convertido en una burbuja descontrolada donde los honorarios de los artistas son demasiado altos, lo que finalmente recae en el promotor y luego en el comprador de entradas”, dice. “Siento que de esta manera está perdiendo su esencia. Realmente no tiene alma. Lo que tratamos de crear es algo con alma, amor y unidad, que busca encontrar un propósito en medio del caos”.






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