El cantante de regional mexicano Lupillo Rivera acaba de lanzar su libro autobiográfico Tragos Amargos: Gloria e Infiero de El Toro del Corrido, una retrospectiva de su vida en la que hace revelaciones muy personales: desde un problema de salud que pondría en riesgo su carrera, hasta su último encuentro con su difunta hermana Jenni Rivera.

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Con ésta protagonizó un momento entrañable apenas unos días antes de su trágica muerte en un accidente aéreo, cuando en una presentación de él — según escribe — ella llegó de manera sorpresiva y subió al escenario para cantar juntos “Tragos amargos”, el clásico del cantante norteño Ramón Ayala que hoy da título a su libro.

“Ese día en Texcoco (México), me pidió perdón muchas veces arriba del escenario. Ya en el camerino me pidió disculpas. Yo le decía, ‘No digas eso’”, cuenta Rivera a Billboard Español en una entrevista exclusiva en Ciudad de México. “Yo siempre la apoyé y ella nunca me invitó a uno de sus conciertos. Son cosas fuertes, pero a final de cuentas ciertas.”

Con voz ronca y un estilo propio, Lupillo Rivera (nombre real: Guadalupe Rivera Saavedra) es conocido por éxitos como “El moreño”, “Baraja de oro”, “Fondo, fondo” y “Grandes ligas”. Su posicionamiento como una gran estrella le permitió impulsar la carrera de su hermana Jenni, luego de que ambos desempeñaran diversas actividades en la disquera familiar Cintas Acuario mientras esperaban la oportunidad de grabar.

A lo largo de 33 capítulos, Tragos Amargos — publicado el 16 de septiembre en Estados Unidos por Penguin Random House — hace un entrañable recorrido por la infancia del artista, su paso por Cintas Acuario, y su complicada relación con su familia — en especial con su padre, Pedro Rivera, con quien rompió relaciones por asuntos de negocios. También habla de sus amores, y confirma una relación pasada con Belinda. (Billboard envió una solicitud de comentarios a representantes de la cantante sin obtener respuesta de inmediato).

“Yo solo cuento lo que viví, hablo de todo, y sé que a muchas personas no les va a gustar lo que digo”, admite Rivera.

Siempre trabajaste ayudando a tu padre en Cintas Acuario. ¿Qué te dejó esta experiencia?

Aprendí desde cero de la industria de la música. De mi padre, aprendí a trabajar duro para sacar adelante a una familia. Mi padre nunca hizo nada mal en ese momento. Él hizo sus tratos de compra y venta de temas. Al final de cuentas, los artistas venden su talento.

Tuviste la oportunidad de conocer en Cintas Acuario a cantantes como Chalino Sánchez y Valentín Elizalde, quienes se convirtieron en grandes estrellas. ¿Qué recuerdo especial tienes de cada uno de ellos?

Chalino fue un hombre cabal. Siempre traía un arma, aunque nunca buscaba pelea. Era muy serio en sus tratos, era un tipo muy talentoso. Mucha gente piensa que por su forma de cantar no sabía de música, pero no necesitaba porque entendía perfectamente lo que tenía que hacer.

A mí me empezó a ir bien en 1999, y en el 2000 despegó mi carrera. Valentín le reclamaba a mi papá que solo me promovía a mí. Yo le decía que tuviera paciencia, que todo llegaría a su tiempo. Yo sabía que él iba a triunfar. Yo le veía algo diferente, su porte era impresionante. Cuando se fue con otra empresa, competíamos en las ferias y palenques, pero nos llevábamos muy bien.

Cuentas en tu libro que grabaste la voz de unas maquetas y así tu padre decidió darte la oportunidad que estabas esperando como cantante. Pero esto se dio en un momento complicado de tu vida.

Fui padre muy joven. Ya estaba inscrito para entrar a los Marines, pero mi novia estaba embarazada. Eso sucedió en plena Guerra del Golfo; mis amigos que fueron no sobrevivieron, yo me quedé y comencé en la música. Mi relación con María, mi primera esposa, fue muy bonita durante muchos años, aunque ella no quería que fuera cantante a pesar de que yo empecé a ganar una buena cantidad de dinero.

Yo analizaba la vida de mi padre y mi madre, que siempre trabajaron juntos. Yo quería que mi esposa fuera así, pero no sucedió. Fui infiel varias veces y ella no se merecía eso, porque es una buena mujer. Con ella tuve cuatro hijas. Luego vendría otro matrimonio y dos hijos más. Tengo seis [hijos] y nueve nietos a los que me gusta consentir mucho.

Con respecto a tu carrera, ¿cuál es tu situación actual?

Mi papá y yo teníamos un trato de llevarnos cada uno el 50% de lo que grabé para Cintas Acuario, pero no lo cumplió. Es por eso que decidí regrabar toda mi música para dejarle algo a mis hijos. Llegó una disquera hace tres meses y me compraron 20 canciones. Se trata de Hyphy Music, empresa que se dedica a comprar masters.

¿Esto tiene que ver con que declararas en la demanda que interpusieron tus sobrinos a tu padre por la música de Jenni?

Mi hermana Jenni ya no está; es mi responsabilidad de tío guiarlos. Esta situación me afectó porque hace unos meses yo también perdí toda mi música [porque Cintas Acuario se quedó con ella]. No me interesa pelear nada con mi padre ni con mi madre, por eso decidí regrabar.

Hablando de Jenni y su ausencia, en el libro insinúas que pudo ser un atentado.

Fue fuerte, muy fuerte. A veces es mejor proteger a todos los que nos quedamos, porque no vamos a ganar. Tiene uno que aprender a perder y aceptar las cosas para ir hacia adelante. Mi padre insistía en saber qué había pasado, pero yo le dije que si insistíamos en eso nos íbamos a dar en la madre todos.

En otro momento del libro que llama la atención, hablas sobre la última vez que tú y Jenni se vieron. Escribes que ella llegó sorpresivamente a tu show.

Ese día en Texcoco me pidió perdón muchas veces arriba del escenario. Ya en el camerino me pidió disculpas. Yo le decía, “No digas eso. Mira cómo nos quiere la gente”. Para mí es más importante y más bonito todo esto.

¿Por qué te pidió perdón Jenni?

Mucha gente ha malinterpretado, injustamente. Mi última presentación en el que actualmente es el Microsoft Theater, invité a mi papá y me dijo que necesitaba hablar conmigo. Recuerdo que entró al camerino y me dijo: “Tienes que tener mucho cuidado, hijo”.

Le pregunté que por qué y me contestó: “Porque estos están haciendo muchas cosas en contra de tu carrera. Tu hermano Juan y tu hermana Jenni están haciendo muchas cosas que no son correctas”. Recuerdo que lloré. Y le dije, “No se preocupe”.

Yo siempre la apoyé y ella nunca me invitó a uno de sus conciertos. Son cosas fuertes, pero a final de cuentas ciertas.

Con estas declaraciones, mucha gente puede sentirse ofendida. ¿Estás consciente de eso?

Sí. Tenía mucho cuidado con lo que estaba escribiendo. No es mi intención ofender a los fans de mi hermana. Yo solo cuento lo que viví. Cuento de mis exparejas, de todo. Sé que a muchas personas no les va a gustar lo que digo. Mi vida profesional en los cuernos de la luna y mi vida personal en el suelo, siempre ha sido así.

En el libro confirmas los rumores de que mantuviste una relación de varios meses con Belinda. ¿Se va a enojar ella con los detalles que das?

No quiero hablar mal de Belinda de ninguna manera. Es una mujer muy bella y está en este medio. No quiero que lo que diga le afecte, pero yo creo que sí se va a enojar. Más bien pienso que su equipo es el que va a enojarse. En ese tema los medios me tacharon de obsesionado, pero fue muy hermoso.

Sorprendes con la confesión de que tienes problemas de audición y es probable que tengas que dejar de cantar.

Cuando me dieron la noticia, me pregunté: ¿Ahora qué voy a hacer? Tanto que me cuidé siempre y no sirvió de nada. No le quería contar a mis hijos para no preocuparlos, pero cuando [los mayores] supieron quisieron vivir conmigo.

Cuando entré a [el reality de TelevisaUnivision] La Casa de los Famosos [en el 2024], había perdido la audición al 40% de un oído y el 80% del otro, pero durante el programa lo perdí totalmente. He estado grabando [música] con un ingeniero muy bueno que me conoce a la perfección y me ayuda a que todo quede perfectamente.

Mucha gente podría pensar que mi problema es por el ruido en el escenario, pero uno de los médicos me dijo que es por estrés, que todo lo vivido me está causando estragos a los 53 años.

¿Qué planeas hacer si ya no puedes cantar?

Hace unas semanas comencé a producir a una chica llamada Tita Medina. La vi en redes sociales, no es cantante profesional pero se volvió viral, y me decidí a contactarla. No me considero un ejecutivo disquero, pero sí un asesor por mi experiencia. Para los artistas nuevos, nos vamos a ir a porcentajes iguales, eso es lo justo.

¿Qué va a pasar con la familia Rivera cuando tu papá falte?

Yo voy a estar sentado viendo lo que suceda desde lejos, comiéndome unas palomitas.

Lupillo Rivera,

Lupillo Rivera, Tragos Amargos

Penguin Random House



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